Mensajepor Juande17 » Sab, 28 Feb 2015, 01:29
Este sería un borrador con el principio de un guión para un capítulo inventado por mí que llamaría: "Lo que sucede en el tiempo".
El capítulo empieza mostrándonos un plano de la Universidad de una Barcelona de finales del siglo XIX.
Cambia el plano, oímos unos pasos firmes y rápidos, una falda oscura avanza por un pasillo limpio y donde también vemos muchos más pies con el calzado propio de hombres aburguesados de finales del siglo XIX. Se levanta el plano y vemos a Amelia Folch con un libro sujetado contra su pecho. Sigue atravesando el pasillo entre numerosos universitarios de la época sin pararse a hablar con nadie. Un joven universitario se interpone en su camino, en su rostro un bigote poco poblado propio de adolescente, aparenta tener unos 20 años. Ladeado y sin mirar a Amelia sostiene un pequeño trozo de papel que empieza a leer para que lo escuche Amelia.
- Una doncella que tenía, los diecisiete años de amor, y era tan bella, que decía de ella: “Es una moza como un sol.” – terminó la lectura y miró a Amelia sonriéndole.
- Muy bonito, pero no soy tan joven y tampoco tengo tiempo, ¿me dejas seguir por favor? – Amelia le borró la sonrisa al chico.
- Estaba claro que había que tener carácter para estar aquí rodeada de hombres, sólo dime tu nombre, – le suplicó el chico – yo me llamo Joan.
- Amelia, encantada y adiós – Amelia apartó al chico y siguió su camino.
- ¡Maragall! – Otro chico llamaba a Joan que miraba como Amelia se marchaba – déjala, no merece la pena – Joan Maragall desvió la mirada haciéndole caso a su amigo y reuniéndose con él.
Cambia el plano. Una mujer grita y respira agitadamente.
- ¡Vamos, empuja, ya casi lo tenemos! – Julián asiste un parto de improvisto en medio de un bar.
La mujer tumbada en el suelo rodeada de toallas con el sufrimiento y sudor propio de la situación intenta dar vida a su hijo. Se escucha, cada vez con más fuerza, el sonido de una ambulancia.
- Muy bien, ya está – Julián saca en brazos a un niño recién nacido envuelto en sangre y llanto, y se lo ofrece a su madre. Dos enfermeros entran al bar, Julián se incorpora y se dirige a ellos – Ya está con su madre, a ver si espabilamos un poco, que voy a tener que ejercer otra vez.
Los enfermeros se dirigen hacia la mujer y uno de ellos recoge al niño, mientras el otro la ayuda a incorporarse, cuando Julián, ya con la puerta abierta se dispone a salir del bar, la mujer se dirige a él.
- ¡Oye! Gracias – Julián la mira, mira al bebé, sonríe y asiente con la cabeza marchándose del bar.
Cambia el plano. En el despacho de Salvador, Alonso de Entrerríos apoyado sobre la mesa de Salvador discute con él mientras este se reclina en su asiento. Al lado de Entrerríos Amelia observa la discusión.
- ¡Pero tiene que haber un heredero de mi rey! – Alonso no comprende la situación. - ¡No pienso tener a un francés como rey!
- Alonso, la historia es así y debe seguir así, si la historia dice que Felipe de Borbón es el rey, es el rey y punto. – Salvador, cansado, intenta convencer a Alonso.
- ¿Qué pasa aquí? ¿Tampoco os puedo dejar solos? – Julián entra en el despacho.
- ¿Tampoco? – le pregunta Amelia, Julián le mira y se ríe.
- Ya era hora de que llegaras – Salvador se levanta de su asiento y va a por un libro de la estantería. – Tenemos un problemilla, hay trabajo qué hacer.
- ¿De qué se trata? – pregunta Julián.
- De traicionar al rey… – Espeta un enfadado Entrerríos.
- Que no… - Amelia cansada de la tozudez de Alonso.
- 25 de Abril de 1707, Almansa, Albacete, una batalla clave en la Guerra de Sucesión – explica Salvador – el duque de Berwick debe estar al mando de los ejércitos de Luis XIV de Francia, apoyando la causa del futuro Felipe V, y ha desaparecido inexplicablemente, tenéis que encontrarle.
- ¡Es un cobarde! No tiene honor. - Alonso sigue en sus trece.
- La historia dice que el duque de Berwick dirigió a las tropas que apoyaban a Felipe V en la Batalla de Almansa y que ganó – Salvador mira a Entrerríos – no creo que sea cobardía.
- ¿Y qué puede ser? – preguntó Amelia.
- Eso tendrán que averiguarlo ustedes. – Le contesta Salvador – Así que manos a la obra.
...
Sólo es el comienzo del capítulo pero ofrece ideas. Espero que os guste el planteamiento. ¡Gracias!