En el primer capítulo de la primera temporada, Alonso cita el Cantar del Mio Cid:
"¿En esta época todavía se lee el Cantar de Mío Cid? Pues que buen vasallo si tuviese buen señor." (Refiriéndose al Empecinado al conocer de Amelia el futuro que le aguardaba)
Pero este poema, aunque se escribió hacia el año 1200, durante mucho tiempo sobrevivió sólo una copia custodiada en el pueblo de Vivar, la cual fue estudiada ocasionalmente por filólogos e historiadores (por ejemplo, Ruiz de Ulibarri hizo la primera copia conocida en 1596). Pero no fue hasta 1779 cuando el poema fue publicado por Tomás Antonio Sánchez, dándole reconocimiento popular. Los estudios de Menéndez-Pidal publicados a partir de 1908 fueron definitivos para dar a conocer el Poema del Cid a nivel mundial.
Por lo tanto, Alonso (recién llegado de 1569) nunca pudo leer ese poema (ni siquiera la copia de Ulibarri que saldría casi 30 años después) a no ser que hubiese visitado Vivar en su propia época y le hubiesen permitido leerlo, cosa que no es probable. En la serie parece que se da a entender que Alonso leyó el poema como parte de su educación, como hacen todos los chavales de la actualidad cuando van al colegio, cosa que no era posible en la época de Alonso ya que el poema del Cid, como se ha dicho, existía pero no era conocido fuera de Vivar.
Relacionado con esto, en el primer capítulo de la segunda temporada, dedicado al Cid, Amelia se da cuenta de que el Cid es un impostor porque éste se identifica a sí mismo como el heroico Cid legendario (por los pasajes del poema que cita y la mención de la jura de Santa Gadea como un hecho histórico), alejándose de los hechos que se le atribuyen al Cid histórico, el cual, lejos de ser un héroe, era más bien un mercenario. Ahora bien, estos estudios desmitificadores sobre el Cid histórico fueron publicados después de los trabajos de Menéndez-Pidal, que fue el pionero en estudiar al Cid histórico. A no ser que en los minutos que tenía para preparar la misión antes de partir, Amelia se hubiese empollado los estudios actuales del Cid histórico, nunca hubiese podido desenmascarar al Cid impostor con los conocimientos históricos de su época.